LLEVANDO LUZ A LAS SOMBRAS PARA CONECTAR CON LA FUERZA DE TUS LÍMITES
Cuanto miedo le tenemos a la sombra y cuanto nos esforzamos para tratar de disimular la parte de nosotras que se mantiene fiel a ella.
«Todo aquello que intentas evitar, vuelve con más fuerza», me dijo tan honestamente uno de los mejores mentores que conozco, KETAN. Y cuánta razón tenía.
Si queremos aprender a vivir enraizadas al cuerpo, toca sacudirnos los EGOS espirituales que con tanto esfuerzo hemos construido, para que nuestra esencia humanamente imperfecta pueda relajarse y empezar a iluminarnos con su simpleza y naturalidad.
Si bien el trabajo con «la luz» (lo que nos sienta bien, lo que nos hace felices, lo que nos conecta con nuestro poder, el placer, etc..) tiene el potencial de guiarnos hacia aquello que queremos, la sombra forma parte de la vida y está aquí para ser acogida, escuchada y atendida.
¿Por qué cuando hablamos de sombra nos imaginamos algo oscuro, catártico o que da miedo? Quizás no sea tu caso, pero de no ser así te animo a hacerte la pregunta y a explorar por unos minutos. Cuando se habla de sombra, ¿cuál es la primera imagen que te viene a la cabeza?
La sombra es necesaria, porqué sin sombra, no podríamos reconocer lo que es la luz. Tanto en lo trascendental como en lo más mundano y terrenal, todo se basa en el mismo concepto.
De todas formas, volviendo a la frase con la que hemos empezado, si «todo lo que intentas evitar, vuelve con más fuerza», nos toca honrar a la sombra para entender procesos tan fundamentales en la vida como el trabajo con los límites.
En el cuerpo tenemos memorias. Memorias «placenteras», (sensaciones que nos «conectan» y nos gustan) y memorias «dolorosas», (sensaciones que no nos hacen sentir tan bien y nos resultan más incómodas).
Lo más natural es que te hayas esforzado durante muchos años para potenciar aquello que te hace «sentir bien» e intentar evitar aquello que «no te hace sentir tan bien». De puertas para afuera (en la luz), está aquello que ves de ti misma y dejas que se vea, y en la sombra, todo aquello que te has esforzado en disimular para que nadie se entere de que existe (ni siquiera tu).
La buena noticia es que te has esforzado tanto para ser quien eres, que durante el camino has desarrollado capacidades maravillosas que hoy en día se han convertido en tus mejores recursos y dones, (no los pierdas por qué los necesitas y son tus aliados). La mala noticia es que todo lo que no quieres ver está latente en ti y está saboteando tu vida y tus relaciones de intimidad.
¿Qué pasa cuando durante muchos años mantengo una gran parte de mí en la sombra?
Que eso que has mantenido reprimido y oculto durante tantos años empezará a salir de la forma que jamás te hubieras imaginado, en el momento más inadecuado y muchas veces llevándote a un estado de confusión que te resultará difícil de comprender y de gestionar. Lo que te llevará a sentir una gran crisis interna.
El trabajo con la sombra no es un trabajo ni oscuro, ni catártico, ni desagradable; aunque también podría serlo, ¿y qué hay de malo en ello?
Querer evitar lo doloroso y pretender mostrar(te) desde un estado disociado de «PEACE & LOVE» en los tiempo que corren, perdona que me permita decir que es una actitud bastante infantil y que busca endulzar una cruda realidad; lo que no nos ayuda para nada en el proceso de madurar emocionalmente y a desarrollar las herramientas necesarias para aprender manejar nuestras emociones, ser dueñas de nosotras mismas y saber relacionarnos con inteligencia y responsabilidad.
La tendencia actual de lo que se considera «espiritual» hoy en día, con tan poca raíz y cuerpo (te recuerdo que en la oscura humedad de la tierra es donde crecen fuertes las raíces) no lo soluciona todo y nos está alejando de la cordura que se sostiene en el reconocer que ni somos todo luz, ni vivimos tan lejos de la sombra.
En la sombra habitan nuestros miedos, nuestras vergüenzas, inseguridades y deseos más profundos. Mientras tu ego quiere hacerte creer «soy feliz, estoy bien y soy la mejor» y el sistema nervioso reacciona constantemente y con tanto amor para protegernos de lo «incómodo» y «peligroso», tu cuerpo se contrae, se deprime y se llena de tristeza y de ansiedad al reprimir la sombra que te habita y te llena de vitalidad. Y a la vez, nuestras mentes siguen perdiendo la cordura y nos condenan a vivir desde unos estados neuroticos e psicóticos que hoy en día tenemos tan normalizados.
En el trabajo con la sexualidad yo misma he descubierto la grandeza de trabajar con la sombra y de disfrutar de la seguridad que generan los límites de mi momento vital, porqué cuando bajo al cuerpo y se que tengo la contención adecuada, puedo soltar el control y algo en mí se relaja para presenciar la magia de lo que sucede cuando me permito ser auténtica y mi cuerpo puede expresarse con inocencia y naturalidad. Con toda su luz y sus sombras.
De hecho, si nos diéramos más permiso para mostrar lo que realmente llevamos por dentro, seguramente nuestros cuerpos estarían más tranquilos, nos sentiriamos menos aisladas las unas de las otras y entenderíamos que la mayoría de las cosas que intentamos disimular, son mucho más naturales y comunes de lo que nos pensamos y eso mismo nos podría ayudar a vivir más enraizadas y conectadas con nuestra esencia animal.
Dicho esto, ¿qué tiene que ver el trabajo con la sombra y los límites?
Si no conoces tu sombra, ni cómo se manifiesta en tu vida (que lo hace constantemente), es difícil que seas consciente de cuáles son tus límites y de cómo funciona el tema. La gestión de límites es ESENCIAL para los días de hoy, porqué conocer cuales son tus límites, qué son los que contienen a tu sombra y protegen a tu luz de las sombras de las demás, es lo que te da la fuerza y la soberanía para decidir lo que estás dispuesta a entregar y lo que tu cuerpo está dispuesto (y puede) recibir.
Ir por la vida pretendiendo que somos adultas abiertas de par en par y sin límites, a lo naiff, cuando vivimos en una sociedad extremadamente agresiva y violenta, equivale a estar entregando tu poder y la capacidad de defenderse y de decidir por ti misma.
Conocer a tu sombra es poderoso porqué dejas de evitarla para darle luz con la fortaleza de tu corazón y te permites florecer desde la seguridad y confianza que eso conlleva. Honra lo que más temes, dale espacio y me cuentas qué sucede.